Poco a poco pero firmemente, el uso de materiales naturales está ganándole terreno al plástico y eso supone en todo caso, una mejora en nuestros hábitos de consumo. El plástico se ha convertido en un monstruo capaz de contaminar nuestro planeta a unos niveles que poca gente se plantea a la hora de adquirir sus productos. Y lo cierto es que no podemos perder más tiempo. ¿A qué esperamos? ¿A que vengan de otra galaxia a darnos el aviso como en «Ultimátum a la Tierra»?
Ya en el 2006, Greenpeace nos advertía en su informe «Plastic Debris in the World’s Oceans» sobre terroríficos porcentajes: De los 260 millones de toneladas de plástico producido en el mundo, un 10% acababa en los océanos, y de esa cantidad, un 70% acababa por hundirse, más tarde o temprano, dañando los ecosistemas del suelo marino. Eso era hace ya más de una década. Según aumenta la población, así lo hace el consumo y la contaminación derivada.
Actualmente, estamos produciendo unos 300 millones de toneladas de plástico…¡Anualmente! Es importante destacar, que la mitad de esa producción está destinada al consumo individual. Sí, tienes permiso para flagelarte un rato.
La especie humana se enfrenta en nuestros días al mayor problema de su historia. Si bien se están tomando cartas en el asunto y las naciones están llegando al acuerdo de reducir considerablemente la producción de plásticos – sobre todo de uso individual – , no veremos un cambio notable hasta el 2030. No sé si reír o llorar. Lenta se me antoja la implementación de medidas que mejoren al menos en parte esta situación catastrófica.
Y entre los objetos de plástico de uso individual también podemos citar las gafas de sol. Si bien este material sigue siendo importante en el desarrollo de las lentes, podemos reducir la contaminación plástica con el uso de monturas de materiales 100% naturales como la madera de bambú. Quizás no ofrezca tanta flexibilidad como el plástico a la hora de diseñar múltiples y variados modelos, pero debemos empezar a concienzarnos. No podemos ser tan egoístas como para anteponer nuestro lado más narcisista al Medio Ambiente. Se trata de hacer un pequeño ejercicio mental. Cada vez que pases delante de un escaparate o expositor de gafas de sol de plástico y te quedes hipnotizado por su extraordinario diseño, cierra los ojos, aprieta los dientes y piensa en el planeta como ese hogar maravilloso que estamos exterminando a pasos agigantados. Visualiza entonces en tu mente una balanza. En un lado, las gafas de sol «súper molonas», y
en el otro, los mares, montañas, praderas, bosques y desiertos de la Tierra, todos llenos de increíbles formas de vida, e imagínalos más limpios, sin basura plástica inundándolo todo. ¿Qué debe pesar más? Es como cuando quieres perder peso y pasas por delante de una pastelería. Los bombones y tartas del escaparate te tientan como el mismísimo Diablo, pero te has impuesto no caer en la trampa porque la recompensa valdrá la pena. Pues con esto, lo mismo.
Después de este rapapolvo ecologista, vamos al grano con la pregunta que por cuestiones éticas, ya debería estar haciéndose todo el mundo. ¿Por qué razones debemos decantarnos por el uso de gafas de sol de bambú?
- Por encima de cualquier otra, REDUCIMOS LA PRODUCCIÓN DE PLÁSTICO que resulta siempre en una alta y prácticamente irreversible contaminación.
- Reducir los micro-plásticos también reduce las posibilidades de que acaben en nuestra cadena alimenticia. Sí, ese plástico está pasando al estómago de los peces cual tóxico plancton.
- La fabricación de plástico crea en sí misma numerosos problemas de polución y salud.
- Los diseños de gafas de bambú están evolucionando cada día para ofrecerte opciones realmente atractivas.
- Si las cuidas apropiadamente, las gafas de bambú pueden ser increíblemente duraderas.
- El bambú es altamente consistente. Tiene una resistencia de compresión mayor que la madera – de árbol -, el ladrillo o el hormigón y una resistencia de tracción que rivaliza con el acero.
- Al estar hechas a mano, son una pieza única de artesanía, con un aire vintage que las hace muy auténticas.
- Pueden reciclarse o desintegrarse de forma orgánica en la Naturaleza.
- El bambú es más sostenible dada su alta capacidad de regeneración. ¡Algunas especies pueden llegar a crecer unos 60 cms al día!
- Es un material ligero que resulta más confortable sobre tus orejas y nariz. De hecho pesan hasta un 50% menos que las gafas de plástico o metal. De hecho, ¡hasta flotan!
Así que ya sabes… Ahora lo que toca, es la madera. #TOCAMADERA